Fantasmas, por Tomás Montemerlo
Un gajo blanco de cuero descosido colgaba de la pelota. Mirna le dio el pase a Lisandro que cruzó el patio de la escuela directo hacia el arco contrario. —Última jugada —gritó la Seño Claudia y todos corrieron como las hormigas cuando se rompe el hormiguero. Lisandro pisó el área[…]
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