Naranja, por Constanza Luchilo
Tomó la primera naranja del día con el entusiasmo habitual. Se dedicó a observarla durante los tres minutos reglamentarios. Encontraba algo hipnotizante en ella, en todas las de su especie. En parte, adjudicaba la atracción a su color, tan llamativo, que parecía un esfuerzo de la naturaleza por volverlas indisimulables.[…]
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